Es un intento de promover el valor patrimonial del alerce. Es una manera de acercar el alerce, en términos sensitivos a través de las esculturas y sus temáticas, al hombre; a este individuo social que ha ido perdiendo relación con su entorno, desde la vinculación directa del habitar, hasta la vinculación afectiva del evocar. Donde esta evocación viene desde el soporte, «el Alerce», como testimonio del hombre en un reencuentro que nos permita reforestar la memoria patrimonial.
Altura: 1,00 m.
Ancho: 1,30 m.